El Koboloi.
Muchos son los que tras visitar Grecia regresan con regalos y recuerdos para la familia y los amigos. Y entre los mas populares, está esa especie de pequeño rosario que habrán visto entre las manos de casi todos los griegos, pensando quizás en lo elevado de su sentido religioso. ¿Que es esto, como se llama y para que sirve?, son las tres preguntas mas frecuentes que se hace la gente. Pues bien, en Grecia esa especie de rosario se llama “Kobolói” -Kobos-, en griego antiguo significa el ruido seco, el sonido que producen dos objetos al golpearse uno contra otro, y la terminación -ói- designa una serie, una línea de cosas. Kobolói es el ruido que producen las cuentas al pasar una a una por la cadena y en contra de lo que pueda parecer actualmente no tiene ningún sentido religioso.
Su origen lo encontramos con el nacimiento de las religiones, donde aparece en la India y en China hace 4000 años, con el nombre de Tsepián, Tsépa en sancrítico-hindú significa oración. Los Budistas lo llamaron Mala. Los árabes lo conocen desde hace 1400 años en tiempos del profeta Mahoma, cuando se vieron obligados a inventar un instrumento de medida, que les ayudase a contar las 99 oraciones que debían rezar a lo largo del día a su Dios Alah. Así crearon el koboloi musulmán de 99 cuentas. En el koboloi musulmán todas las piezas son iguales excepto una, diferente en forma y tamaño y que simboliza al Dios. En esta pieza es en la que empieza y finaliza el cómputo de las oraciones tanto para musulmanes, hinduistas como budistas. Al final de cada oración, la cuenta cae hacia atrás y la siguiente toma su posición entre los dedos así hasta que finalizan las oraciones. Normalmente los llevaban colgados del cuello. Con el tiempo se extendió por toda Asia donde adoptó diferentes nombres, siendo su carácter claramente religioso.
Los kobolois se fabricaban de muy diversos materiales. En un principio se hacían de huesos de animales, de madera, de piedra, de semillas, etc. Poco a poco el arte se fue sofisticando y se fabricaron de marfil o de resina. Pero el material mas idóneo y apreciado es el ámbar. El ámbar representa el transcurso del tiempo; desde que cae la gota de resina, hasta que se forma la piedra. Tanto su tacto en las manos, como el sonido que producen las cuentas al caer unas sobre otras, es de los más relajantes y apreciados.
En el siglo XIII aparecería en los monasterios católicos cristianos del este y de Europa central, en Francia como Chapelet, en Italia como Rosario, y en Alemania como Rosenkranz. Los griegos lo descubrieron por primera vez en manos de los turcos, durante la ocupación Otomana. En los monasterios ortodoxos los utilizan como método de relajación y para contar las oraciones. Los kobolois eran de 108 y 33 cuentas. Tras el paso del tiempo, los griegos, le dieron otro sentido y otra importancia muy distinta, de la que tenía en todo el mundo islámico. Hacia 1900 lo adoptan los mangas, todos aquellos que se querían diferenciar y vivir fuera de la ley, tener su propia identidad, su propia música, su jerga, su modo de vestir, eligieron el koboloi como signo de libertad. Así podemos decir que es un elemento diferenciador y usado sobre todo por hombres.
El actual koboloi griego es mucho mas pequeño, normalmente unos 25/30 centímetros y de 18 o 33 cuentas. El Koboloi se hereda de padres a hijos y los griegos lo usan en cualquier momento: esperando el autobús, jugando al tabli, viendo la tele, en sus conversaciones, y cuando les preguntas por qué lo usan, te dicen cosas muy distintas: por que me gusta, por que así paso el tiempo, porque dejé de fumar, porque estoy nervioso, porque me gusta el tacto y el sonido de las cuentas cuando se golpean. A todas partes les acompaña su preciado Koboloi. Si les falta, usan cualquier cosa que pueda girar entre sus dedos y haga ruido, un llavero, una cadena, el koboloi les da seguridad, es su compañero inseparable en momentos difíciles. Hay que tener en cuenta que los kobolois llegaron a ser verdaderas obras de arte. Existieron artesanos dedicados exclusivamente a pulir el ámbar y la fabricación de estas piezas de joyería. No nos equivoquemos a la hora de comprar un koboloi, como los que actualmente se encuentran por todas las tiendas de Grecia, fabricados de plástico o latón, con piezas metálicas y adornos excesivos y que bautizan como kobolois.
Y una cosa curiosa, algo mágico que sucede. La suma de las cuentas del koboloi es siempre 9. Por ejemplo, el koboloi musulmán suma 99: 9+9=18, 1+8=9. En el koboloi griego de 108 cuentas, 1+0+8=9, en el de 33: 3+3=9 y en el de 18: 1+8=9. El 9 es el único numero que multiplicado por si mismo nos da 81: 8+1= 9. Quien sabe, quizás el 9 sea Dios.
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